sábado, 16 de noviembre de 2013

La catársis.

El amor nos hace libres.
El mismo amor que me dio las preguntas, me da las respuestas.
Este amor viene desde otros orígenes. Lo hace desde la honestidad, desde la luz, desde la no-lucha. Este amor viene desde la Paz.
Siento Paz.

Las lágrimas tras rozar la angulada mandíbula, se descuelgan y caen. Soltar.
Después de cada llanto, siempre hubo una bocanada de aire que se va. Se suelta. Y se va.
He sentido mi corazón doliendo a cada latido.
He vivido los días deseando que fueran noches, deseando dormirlos y que dejasen de contar.
Y ahora me siento soltando, dejando ir. Siendo Paz.

Un milagro ha vuelto a suceder. Un milagro me ha salvado. El amor me ha rozado el alma.
Ha venido brillante, me dijo que venía desde algún lugar que yo había olvidado, un lugar en lo mas profundo de mi.
El amor vino de mi, y trajo la Paz por bandera. Trajo el AMOR con letras mayúsculas.

Y las viejas y pesadas pieles mudaron sobre la nueva. Las ataduras se soltaron, dejaron partir.
Se desvaneció el dolor. Sólo hay Paz.
Y vuelvo a sentir mi esencia, de Mujer que fluye, que no lucha, que disfruta con la vida.
La que canta por cantar y baila por bailar,
La que vive aquí y ahora.

No siento más lágrimas acumulándose en el pecho.
No siento más días vacios derramándose por el calendario.
Los vacios se estan llenando.
Llenándose de flores, llenándose de colores. Son mis vacios. Los lleno yo.
Quiero transformarlos en jardines. Vacios florecientes con olor a primavera todo el año.

Siento mi corazón. me está hablando, me está abrazando. Está curando. Está soltando.

Y sólo puedo sentir Paz.

Sólo puedo estar feliz, sólo puedo estar agradecida.





Cristina.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Los pasos. Los no-caminos.

Las lágrimas duelen más por la noche, asoman afiladas y cortantes, con tanto dolor que casi lloran al rojo vivo.
Las uñas carcomidas, roídas, picadas eran su único alimento. Seguía llorando y nunca tenía sed.

Tenía que hacerlo. Sujetarse las manos para dejar de escarbar en lo más profundo de los recuerdos. Las manos rasgadas, descuidadas, agrietadas, de tanto escarbar en los hierbajos. Tanto las malas hierbas como las margaritas dejaban el mismo sabor triste en la garganta.

Y no quería utilizarla más, ni la garganta, ni el corazón, ni los labios, que desde hacía tanto tiempo habían estado en desuso y sin color.
No besados.
No amados.


lunes, 11 de noviembre de 2013

Que yo vengo de la Alegría, yo vengo de la Libertad.

Querida Cristina;
No mueras con tú música aún dentro de ti.


No se trata de sobrevivir, si no de vivir.
De coger la vida con las dos manos y cantarle, bailarle, sonreirle, quererla, quererte.

No se trata de quedarse con las pocas migajas del amor que nos dan, no se trata de mendigar amor por nadie, si no de recibir amor a la altura y de forma bidireccional.

Que yo tengo amor por irradiar desde mis cuatro costados, empezando desde dentro, empezando desde mi centro, empezando por mi.
Para mi, primero.








jueves, 7 de noviembre de 2013

Hache



Cuando se hace la noche, ella se hace Hache.

Hablo sobre la Luna, hablo sobre la mujer Hache. Las dos son la misma mujer: Cuando la Luna se apaga, se funde como los plomos y se queda sin luz; Y no es capaz ya de hablar más, de oir, de ver más allá o gritar. Tan solo es capaz de quedarse alli, sentada.
No tiene fuerzas, solo lágrimas.
Está cansada.
No puede caminar.
No puede respirar.

Una vez alguien le dijo que si se vestía de Hache, gritase fuerte hasta romper las ventanas.
Pero hoy no podía, no quería.
A pesar de que el grito siempre vuelve, ella lo sabía, que el ruido siempre reclama su espacio de manera catastrófica y natural.

Pero esta vez el dolor era grande, esta vez se resentia a gritar. No quería gritar. Y por eso ella solita se hacía muda como las Haches, parecía que no estaba como las haches. Nadie hablaba de ella porque al pronunciar su nombre el sonido se hacia transparente en los labios. Un sutil y transparente susurro. A nadie le importan las Haches, vacias e inertes. Ni siquiera a quien le deberían importar.

Hablo de la mujer Hache. Pasa desapercibida entre las miradas que no se emocionan al verla. Miradas que no la admiran al verla. Miradas que no ven si se trata de ella. Cuando ella esta triste, no hay miradas que la miren con tanta tristeza que no puedan soportarlo, que la cojan de la mano y les digan "Vamos, que te llevo a un lugar".

Y las no-miradas solo generan más tristeza, más cansancio, más condicion de mujer Hache. Más situaciones no aclaradas, no habladas. Más luchas, más peso en guerras que no son para ella, que no esta preparada ni quiere luchar.
Y pasaban los días y el nudo se hacia más grande en su garganta, la necesidad de gritar la rabia y las palabras, la necesidad de llorarlas y desangrarse de dolor. Pero su condición de Hache le impedía gritar. Las Haches no tienen voz, ni grito.

El grito. Lo extrañaba con todas su fuerzas, que sus cuerdas vocales se reconstruyeran de la nada en su garganta. Que renaciera de las cenizas lo inevitable, el grito amenazante con volver, su vuelta caótica reinada por el desorden y estruendo. Que cuando el grito se desvanezca quede la Paz, el orden y el dolor se haya ido.

Ya lo sabía, que era inevitable, y que el grito siempre reclama su espacio de manera catastrófica y natural.


Hoy empecé escribir la entrada mas horrible del mundo. Sacar mis miedos, dejarlos aqui. Y quedarme medio muerta, desplomada, con el corazon arrancado. Ya no quiero que palpite más.
Me has destrozado. Me has matado.
No, técnicamente me he destrozado, yo sola, y he visto en tus ojos que no has sentido ni un minimo resquicio de dolor, de amor. Me has dejado aqui dentro sola, te has marchado y cerrado la puerta de atrás, como un cobarde y sin avisar.


Te he escrito la entrada más horrible del mundo,  llena de dolor y de miedo y de mujeres hache que no quiero que formen parte de mi. Saco todo esto y lo dejo ahí, para ti, para lo que ya no queda de ti. Tu evaporación. No estás. No te reconozco.
No eres.
No estás.


Tampoco yo soy esta ya.

No más hombres que conviertan las mujeres en hache.





domingo, 3 de noviembre de 2013

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Despacio. Con delicadeza, te deslizas, resbalas, me explota todo mientras fluyo tersa, tersa con mi piel, tersa sin mis miedos. hacia delante. Lo hice antes y lo puedo hacer ahora, puedo saltar por encima de tu cabeza y de todos los que no creéis. Me basta lo que ya soy, y lo que seré. Aquí comienza todo, en esta espiral del bucle.

Si que a veces lo pienso, que algo está esperándome, si no, para qué tanta preparación, tantos corazones a mitad de camino, y los que explotaron sin poder soportar el dolor, tanto abrazos que no di, tantos besos que se perdieron entre las comisuras de los labios, hasta el suelo.
Que casualidad ser tan parecidas... Que de vueltas me da todo en la cabeza de luna. Nunca creí encontrar a alguien tan igual, con las manos rotas, y lágrimas derramadas por todo Madrid. Me hablabas y en realidad era yo, se me caen los sentimientos por las escaleras, y dejo que se caigan, que más bajo ya no pueden estar, alguien puede que pase y los recoja para guardarlos en una cajita de madera, y esparcirlos por el mar o por el campo, preferiblemente el mar ! o puede que pases y los pises, zapatees encima y bailes flamenco, si quieres, hazlo, son todo tuyos. Estos sí.

Aquí empieza tu nueva vida. Y sigue la mía, tan nueva como lo fue siempre, tan preparada, tan elevada. Hacia delante. Sin duda.